2 feb 2008

Comidas de Jesús


Las comidas de Jesús tienen mucho que ver con la llegada del reinado de Dios, (ya los profetas habían relacionado las comidas con el cumplimiento de las promesas de Dios)


Esta forma de actuar suscitó importantes críticas contra Él. Los fariseos se quejaron a sus discípulos: Vuestro maestro come con publicanos y pecadores, y el mismo Jesús se hizo eco de estas acusaciones cuando dijo: "viene el hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Ahí tenéis a un comilón y a un borracho, amigo de publicanos y pecadores"; Esta acusación revela que tanto para Jesús como para sus adversarios, las comidas con los pecadores eran un asunto capital.


Es interesante observar las respuestas que Jesús da a esta acusación. Todas ellas tienen que ver con la oferta de la salvación para todos. Es representativa la que encontramos después de que los fariseos recriminen a sus discípulos esta forma de actuar. Esto significa que sus comidas, y en concreto sus comidas con los pecadores y publicanos estaban relacionadas con su misión.La antropología cultural ha mostrado que en todas las sociedades las comidas poseen un enorme valor simbólico.Las comidas sirven, al mismo tiempo, para unir a los que las comparten y separarlos de los demás, y por eso son muy eficaces para reforzar las líneas divisorias entre los grupos.Se establecen días en los que los miembros de un grupo celebran comidas especiales, y también días en los que dichos grupos se privan de la comida (ayuno).


El Judaísmo había acentuado todos estos elementos confiriendo a las comidas un significado político-religioso, y asignándoles al función de delimitar las fronteras entre los que pertenecían al pueblo de Israel y los que no.Las comidas de Jesús tenían un enorme significado porque violaban casi todas estas normas. Jesús comía con personas con las que un buen judío no debía compartir la mesa.La sociedad en que Jesús nació estaba determinada por un rígido sistema de pureza, que dividía a los seres humanos según su sexo, su condición social y su pertenencia étnica. Al romper estos esquemas, Jesús quiere romper estas fronteras que separan a los puros de los impuros.


Por otro lado, al admitir en su compañía a los publicanos y a otros pecadores públicos, Jesús ponía en práctica una estrategia de reintegración social, que también mandó practicar a sus discípulos. Esta estrategia es muy semejante a la que hemos descubierto en el caso de las sanaciones y los exorcismos.

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